sábado, 18 de junio de 2011

Casa

La última vez que se fue estuve follando a lo bestia con el político morboso y luego me costó mucho volver a la pareja. A veces me pasa esto, cuando echo un polvo malo estoy deseando volver a casa, pero cuando el polvo es excelente y morboso luego me cuesta volver al lecho conyugal. Al sexo con amor. De repente el sexo en pareja se vuelve bidimensional, plano. Me cuesta como una semana desligarme de las escenas morbosas, de la cara de bruto, de la chulería, de la relación de poder, de los calcetines negros. Después de una semana y vuelvo a disfrutar con él más de lo que disfruto con cualquier desconocido y el morbo se convierte en un recuerdo controlable.
Una vez iniciada la rutina doméstica mi vida cobra un color brillante. Estoy a gusto y siento un gran amor por mi pareja. El sexo al terminar deja una sensación de felicidad duradera y auténtica.
Así estaba yo tan tranquilo hasta que Darío me dijo que se marchaba por trabajo un par de días. Automáticamente todo mi bienestar rutinario se esfumó y dejó paso a un doble pensamiento: por un lado seguir la conversación y por otro planificar oportunidades de sexo. En cuanto estuve solo evalué mis posibilidades y me decidí por Ricardo. Me sentía especialmente activo y en esos casos no hay nada como un venezolano de piel de seda. Ricardo tiene 25 años, es alto y delgado. Un cuerpo atlético sin ser escultural. Tiene los labios carnosos y una expresión abnegada en la mirada. Suele llevar varios piercings en la cara que no le favorecen en absoluto, pero es el precio que hay que pagar por la inseguridad de la juventud. Por encima de todo lo que tiene Ricardo es la piel más absolutamente suave que tenido la oportunidad de tocar en mi vida. Un moreno uniforme, ni muy claro ni muy oscuro. Un tacto de seda toques donde toques. Ni un solo pelo en ninguna parte del cuerpo de forma natural, no se depila. Simplemente no tiene vello. Un culo redondo que me hace empalmarme solo de rozarlo con mi lengua, podría comermelo eternamente. Acariciarlo, abrazarlo, besarlo hacen que experimente unas erecciones casi dolorosas de puro placer. La excitación hizo que me lo follara inicialmente sin preservativo. No opuso resistencia, lo que me hizo pensar que no es la primera vez que lo hace. Me sentí culpable así que la saqué y me puse el condón. Nunca es demasiado tarde. Continuamos durante una hora con un polvo que fue pura sensualidad y un orgasmo de una intensidad altísima.
Cuando se marchó estuve toda la tarde medio empalmando recordándolo. Una vez más me da miedo volver a la pareja y no encontrar esta intensidad.

Sauna

Ayer estuvimos de fiesta en casa, los últimos invitados se marcharon sobre las5 de la mañana pero Darío se había acostado media hora antes porque no se encontraba bien. Cuando me quedé solo me metí en la cama con él pero estaba bastante borracho y no podía dormir. Empecé a fantasear con sexo. Sexo con desconocidos naturalmente. Así que me levanté, me vestí y me fui a la calle. Diez minutos después estaba en una sauna sórdida y casi vacía. Apenas podía tenerme de pie de la borrachera que llevaba. Es curioso como antes de salir, mientras estaba en la cama me decía a mí mismo que con lo salido que estaba bastaría cualquiera para hacerme una paja y volver, sin embargo ahora, incluso sabiendo las pocas posibilidades que tenía, no me gustaba cualquiera y no estaba dispuesto a bajar el nivel. Azuzado por el reloj (cerraban en media hora) dejé que un tipo grandullón me metiera mano. Decidimos ir a una cabina, donde descubrí que apenas tendría veinte años. Era alto, guapo y joven y allí estaba un sábado por la noche en una sauna sórdida y vacía esperando que llegara un borracho como yo para correrme en su cara. Antes de correrme me dijo: "Haz conmigo lo que quieras. Te lo digo de verdad, lo que quieras". Me dió un poco de miedo.

Aún después de correrme di una vuelta por el cuarto oscuro. Encontré un señor de unos cincuenta años, gordito y con gafas. Nos metimos mano pero ninguno de los dos nos empalmábamos. Mi dijo que fueramos a una cabina. "¿Para qué?" le dije, y me marché antes de que me contestara.

Volví a casa y por fin pude dormir. Al día siguiente no dije nada. No se porqué. Darío y yo tenemos una relación más o menos abierta, a pesar de lo cual me sigue dando vergüenza contarle ciertas cosas. Una cosa es un polvo de vez en cuando en una situación espontánea y otra estas aventuras morbosas en las que yo me meto. No estoy preparado para contarlo. Pero Darío no estaba tan borracho o tan dormido y se dio cuenta. "Anoche te fuiste después de estar en la cama, ¿No?"
"Si, bueno... estaba muy borracho y no podía dormir. Di un paseo hasta la discoteca, pero no llegue a entrar y me volví" No creo que me haya creído, pero ha hecho como que si.

domingo, 5 de junio de 2011

Novio y marihuana

Hoy ha vuelto Darío después de más de dos semanas fuera. Realmente tenía ganas de verlo. Tenía ganas de estar con él abrazado en el sofá, de que la casa esté llena. De oírle canturrear en la cocina. Y tenía ganas de hacer algo más que pasar los días enteros en blanco buscando sexo. Después de cenar nos fumamos un porro de marihuana y nos fuimos a la cama. La marihuana me sienta tan bien que me asusta. Me da miedo que luego la experiencia sexual sin drogas no sea lo suficientemente intensa. Esta vez me sentó especialmente bien y el viaje sensorial fue brutal. Darío ya me conoce y sabe exactamente lo que me gusta pero además la maría le pone especialmente sensual, lo ralentiza y lo vuelve egoísta en la cama… y eso es fantástico. El momento de la penetración fue de los más intensos que recuerdo en mi vida. Yo estaba tan caliente que la poya me quemaba. Entonces empezó a sentarse sobre mí. Noté como la piel de las nalgas fue dejando paso hasta producirse en contacto entre mi glande y la parte exterior del ano. Gracias al lubricante empezó a entrar sin problemas. David estaba disfrutando como nunca y eso me ponía a cien. Cerraba los ojos y controlaba el ano para ir metiéndosela muy despacio, saboreando cada milímetro. Yo notaba como su músculo anal se iba desenrollando sobre mi pene. Podía notar cada pequeño movimiento, podía incluso notar perfectamente la parte del pene que quedaba dentro. Esto es muy poco usual pues normalmente lo único que noto es la parte del pene que está siendo estrechada por el ano. Pero esta vez lo notaba todo. La gran ventaja de tener pareja es poder follar sin condón desde luego, aunque todavía sigo corriéndome fuera porque a Darío no le gusta sentir el semen en su interior. A veces lo que hago es ponerme el condón un poco antes de correrme y así no tengo que controlarme.

Al día siguiente, nos fumamos en un bar lo que quedó del porro. Apenas un par de caladas cada uno pero aquí pasó algo raro y de repente empecé a entrar en un bajón que parecía no tener límites. Empezó como un ligero mareo seguido de una pérdida total y absoluta de cualquier fuerza en los músculos. Estaba sentado y empecé a dejar de ver. Unas manchas blancas lo sustituyeron todo. También el sonido comenzó a alejarse, a taponarse. Solo podía notar un sudor frio que se desbordaba por todo el cuerpo. Notaba como los pantalones, la camiseta, se me pegaban al cuerpo. Notaba en cuello empapado y apenas oía a la gente. Cuando se me pasó un poco intenté levantarme para salir pero entonces todo se apagó, no recuerdo nada más hasta que estaba en la terraza del bar, todo el mundo me miraba y Darío estaba llamando una ambulancia. Le dije que no lo hiciera, que ya me estaba recuperando. Parece ser que mientras tanto había perdido el sentido. David impidió que me cayera al suelo y mientras dormía unos preocupantes estertores pusieron en guardia a todo el bar. En realidad yo no lo recuerdo como algo tan malo. Al principio tenía miedo de vomitar, o incluso de cagarme encima. Menos mal que no ocurrió. Pero después me relajé un poco, confiando que tarde o temprano tendría que pasar. No se o he dicho a nadie, pero casi disfruté del viaje. De perderme tan radicalmente. De desaparecer. De dejar de existir durante diez minutos.

No entiendo por otro lado que fue lo que paso. Solo fueron dos caladas del mismo porro que ayer me había sentado tan bien. La marihuana es impredecible… y eso me encanta.

Chat: experiencias bisexuales

Conocí a Eduardo a través de un chat. Creo que su Nick era “camionero50”. En realidad suelo desconfiar de este tipo de nicks rollo machote, supermacho, fontanero, albañil, obrero… casi siempre corresponden con gente que en realidad es eso lo que buscan, no lo que son. Pero la tentación era demasiado grande así que probé suerte. En seguida nos fuimos al Messenger para vernos por cam. Sorprendentemente era justo como me imaginaba. Grande, fuertecito, rapado, bigote de pancho villa, cara redonda y ojos oscuros. Con la sonrisa pícara del que guarda un secreto. Se quitó la camiseta y me dejó encantado. Cuerpo robusto y sin nada de vello. Para acentuar más mi fantasía el tío llevaba algunos tatuajes, pero no de los modernos si no de los antiguos, de esos hechos a mano con un punzón. El morbo estaba servido, pero no completo. En primer lugar era camionero de verdad, internacional además. Por mi parte no había ningún impedimento para quedar. Por su parte había una última condición: “Estoy casado” dijo. Bueno, no eres el primero ni serás el último casado con el que he estado. Incluso le da morbo a la cosa.

“Bueno, en mi caso es diferente, siempre quedamos los dos juntos”

Al tiempo?

Si, al tiempo. Estarías de acuerdo

Me quedé bastante perplejo. No sabía si creerlo o era una paja mental

- Puedo verla?
- No la cara, pero puede enseñarte las tetas.

Y lo hizo

Tenía unas buenas tetas, parecía, de cuerpo, mucho más joven que él.

- Acepto. Dije.


El sitio era bastante escondido. Una casa en mitad de una discreta urbanización en las afueras de la ciudad. El bajó del coche y charlamos un poco. Ella esperó dentro y después salió también (supongo que estaba pensando si yo era interesante). Cuando salió nos presentamos y charlamos un rato. El le preguntó a ella ¿Entonces vamos? Y ella dijo que si. Así que fuimos al interior de la casa. Charlamos un poco más alrededor de una mesa camilla, todo tenía un aire realmente doméstico. El era muy morboso, un bruto con las manos grandes y sonrisa fácil. Ella era más modosa pero agradable. De unos cuarenta y pocos, rubia, todavía atractiva, entradita en carnes y un poco más bajita que yo. Me miraba con curiosidad. Yo la miraba con un poco de miedo, creo. Estaba un poco nervioso. No estaba muy seguro de que aquello fuera a funcionar. Todo tenía una atmósfera demasiado familiar a pesar de lo cual seguí adelante.

De repente Eduardo dijo, “Bueno, ¿empezamos?” y poniéndose en pie con entusiasmo se quitó la camiseta y empezó a desabrochar los pantalones. Ella se retiró y empezamos los dos. Todo iba bien, tenía una polla decente y sobre todo un cuerpo lustroso y una piel suave y brillante. Una musculatura densa. Gordezuelo pero prieto. Entonces apareció ella. Con tacones y ropa interior. Supongo que lo habría copiado de alguna peli porno a pesar de lo cual la escena seguía sin ser erótica. Por fortuna Emilio lo compensaba todo con su rudeza y espontaneidad.

Nos liamos los tres y la cosa no se vino abajo. Para mi sorpresa, funcionaba. Así que pasamos al dormitorio. Al principio era extraño tener a aquella mujer en mis brazos pero ver a aquel gañan comiéndole el coño como un animal encelado fue escena suficientemente impactante para mantenerme caliente las tres próximas semanas. Al final me la tiré con ella tumbada con la piernas en mis hombros, mientras él se restregaba detrás de mi y me tiraba de los pezones. Fue muy excitante… y novedoso. En cuanto nos corrimos se reinstauró la atmósfera conyugal.

Fumamos un cigarro mientras Eduardo me hablaba de su pasado como legionario (de ahí los tatuajes) y sus aventuras sexuales en carretera. Tienen un hijo que actualmente está también en la legión. ¿Qué pensaría ese tío si supiera que me tiro a sus padres? ¡A los dos!

Desde ese día hemos quedado unas tres veces y cada vez funciona mejor. Noto que me aprecian y se alegran mucho cuando me ven. Es como ir a visitar a mis tíos. Se ha creado un vínculo muy bonito que a veces cuesta traspasar para llegar al sexo, pero cuando lo hacemos, es una fiesta tórrida. Y lo mejor de todo, después de estar con ellos me queda encima un excelente sentido del humor que me dura varios días. Normalmente después de estar con ellos llego tan caliente a casa que necesito echar otro polvo con mi novio que ya varias veces me soltado lo de “qué caliente vienes hoy”

Chat: una sorpresa a las siete de la mañana

Llegué a casa a las seis de la mañana. Borracho, cansado y colocado. Me había corrido ya dos veces esa noche, lo cual no me impidió conectar al chat a ver que había. Me entró un discreto “centro1” y le seguí la conversación sin mucho convencimiento. Mi desconfianza se disipó cuando me dijo que no vivía en el barrio, sólo trabajaba aquí. Estaba en un hotel trabajando en turno de noche. Pusimos la cámara y me encantó. Con su corbata y su cara de hincha escapado de un partido de fútbol. Me dijo que terminaba a las siete, faltaba una hora pero decidí esperar. El cielo empezaba a clarear y el porro de maría que acababa de fumar mientras esperaba hacía que pudiera notar cada una de las finísimas gotas de una lluvia casi imperceptible que refrescaba mi rostro. Paseé un par de minutos hasta que de repente alguien soltó tras de mi un sonoro “hola” cargado de una alegría y entusiasmo que contrastaron con mi cansancio, mi colocón y ese trozo de tiempo detenido en tierra de nadie que son las siete de la mañana de un sábado. Cuando le vi me di cuenta que esa era una de esas ocasiones que harían que en el futuro siguiera intentando ligar a las seis de la madrugada contra todo pronóstico. A veces el pronóstico más improbable se cumple y esta fue una de esas ocasiones. Un tiarrón sonriente, vestido como si saliera de ver un partido de futbol me miraba con ojos chispeantes. Yo no daba crédito. Fuimos para casa y en ese par de minutos me contó todo su historial laboral. No paraba de hablar, lo cual me hubiera parecido insoportable si hubiera sido por su aire tan absolutamente pendenciero. Tenía 34 años pero una mirada de pícara de adolescente travieso. Era como haberme ligado al gamberro de la clase. Para colmo era de los activos, y no hablo sólo de la penetración (en la que era versátil, de los de verdad) Hablo de los que tienen iniciativa, de los que se mueven, de los que crean, de los que se preocupan por ponerte realmente caliente. Tenía una polla ancha y hermosa. Quizás un poco ancha de más para disfrutar plenamente de una penetración pero lo compensaba con el morbo de esa lozanía que exudaba cada poro de su piel. Desnudo era un coloso con calcetines negros. Un año más tarde estará probablemente gordo, pero esa noche estaba en su ponto justo, recio, fuerte, pero sobre todo sonriente. Me costó no correrme y conseguí alargar el polvo a una hora en la cual su erección no flaqueó ni un momento. Yo estaba destrozado pero tan caliente que conseguí incluso penetrarle. Cuando se fue estaba tan excitado que no conseguía dormirme. Así que finalmente tuve que masturbarme. Era la cuarta vez que me corría esa noche.

Discoteca: un paleto entre semana

Me fijé en él en cuanto entró en la discoteca. Era bajito, quizás 160. Camisa de rayas y pantalón de pana y esa cara de haber trabajado en el campo toda su vida. Enjuto, serio, acartonado. Le entré en el cuarto oscuro, pero cuando le sugerí ir a una cabina me dijo que no. Queria guarrear en el cuarto así que le dejé allí con todo el dolor de mi corazón. Pero no me apetecía nada en grupo, sobre todo por que ya había visto el grupo y era penoso. Al rato me lo encontré por los pasillos y entramos en una cabina. El tío tenia una polla enorme, no encajaba con el resto del cuerpo, pero incluso se quedaba pequeña comparada con sus huevos. Era algo que coqueteaba con lo monstruoso, sobre todo si lo sumamos a que no era una polla bonita especialmente cuando la tocabas o la chupabas. Tenía una de esas pieles espesas. Como una piel de cerdo. Era un morboso de mucho cuidado. Completamente desinhibido. No deja de sorprenderme, y eso que lo veo a menudo, cómo los tipos de aspecto más ultraconservador son los más viciosos. Apoyaba su excitación en el lenguaje de una manera muy curiosa: a través de la repetición. "Dale, dale, dale, dale, dale, dale… "cada palabra coincidiendo con una respiración, era algo muy animal. "Dehpasio, Dehpasio, Dehpasio…" repetía y repetía y había algo hipnótico, visceral y excitante. Al final me pidió que me corriera en su cara y en su boca. Recogió sus atributos y siguió a por el siguiente.

Chat. El follador insacialbe

Se llama Raúl, o eso me dice. Creo que tiene 54 años y es político. No se exactamente lo que hace, concejal o algo parecido. Quedo con él una vez al mes y es el mejor activo que he conocido nunca. No quedo más a menudo porque me agota. Sus polvos nunca bajan de una hora, para lo cual necesito una energía que no siemrpe tengo. Para mi un polvo bueno son veinte minutos. Este tío puede aguantar un par de horas sin parpadear. Y la pasión que le pone me sugiere que es natural, es decir que no hay química por medio. Detecto a los consumidores de viagra for la falta de entusiasmo, sólo disfrutan de la imagen de sí mismos follando. Antes de que llegara me fume medio porro de marihuana para poder aguantar la sesión que se me venía encima pero también para intensificar las sensaciones. Hubo un momento en el que me estaba follando. Podía sentir cada centímetro de su verga dentro de mí. Se quedó parado un buen rato, podía sentirla, latiendo y mientras tanto el me miraba a los ojos, aguantar la mirada hace que la tensión se mantenga en lo alto. Antes de empezar a moverse de nuevo me pasó la palma de la mano por los pezones. Una corriente eléctrica me sacudió el cuerpo. Dos calambrazos salieron de mis pezones hacia una zona dentro de mi vientre (la próstata, un chakra recién abierto?) culminando en una explosión que puso hasta el último poro de mi piel abierto y como emanando luz. Después me senté sobre él. Al principio me dolía un poco pero me dejé arrastrar por el movimiento repetitivo de mi cadera sobre su vientre. Simplemente un movimiento mecánico que al principio no decía nada pero del cual empezó a surgir una energía como una onda de calor que se empezaba a extender horizontalmente por la habitación naciendo de mi vientre. Me entregué al movimiento hipnótico y la energía fue creciendo, notaba como mi cuerpo subía la temperatura. No quería que aquello terminara. Roberto me agarró la cintura con sus manazas ardientes y se hizo cargo del balanceo. De repente la onda expansiva empezó a replegarse. Yo notaba como algo en mi vientre se abría, como una canal que había estado cerrado mucho tiempo empezaba a agrietarse. Esa fuerza que salía se juntó con la energía que volvía, la onda que se repelegaba. y dejaba escapar un calor nuevo y desconocido que al encontrarse con la onda anterior se formó una violenta onda que por un segundo se expandió y rápidamente se contrajo sobre mi polla haciendo hervir la leche en mis huevos y proyectándola al exterior con una violencia orgánica hasta ahora desconocida para mi. Me había corrido sin tocarme. Sólo mediante la penetración.

Chat: ejecutivo joven

Luís. Yo había entrado en un chat de internet como “buscoTioRecio” Me hizo gracia porque un par de veces me preguntaron que significaba Recio. Al parecer aquí no se utiliza. Me entró un tío y me encajó por la descripción. 175 y 85 kilos. Hay una regla matemática que no suele fallar para que alguien me guste: cuando los kilos pasan en diez a los centímetros de la altura. El ideal es 185 y 95 kilos. Todo fue bastante rápido y tres frases más tardes nos veíamos por cam. Estos suelen ser los contactos que terminan bien. Cuando van directos. Nos gustamos y dijo que salía hacia mi casa. Veinte minutos después nos encontrábamos en la calle. Que alegría da cuando el tipo es justo como te imaginas. Grandote, con barba y sobretodo ese aire clásico rancio que tanto me pone. Camisa se rayas y pantalón de pinzas. Unos 35 años. Tenía una polla estupenda, no grande pero con gran presencia. Con consistencia propia. Además el tío era morbosón, jugaba al dominante, aunque se el veía a la legua que no lo era. Era un cacho de pan. Llevaba calcetines negros de ejecutivo que no se quitó para follar. Solo por eso ya el polvo valió la pena aunque al final, al ponerse el condón se le bajó bastante la erección y me tuve que correr haciéndome una paja sobre él. Estuvo bien, pero la imagen del colega desnudo follando con los calcetines hasta la rodilla fue mucho más excitante (y todavía lo es) que el propio orgasmo.

Cruising. Un señor clásico y un cristalero.

Cada vez que cojo el coche me cuesta no pasar, ya que estoy en el coche, por un sitio de cruising. Hoy he encontrado un señor clásico, hemos follado en una perfecta suite formada por varios árboles. Hay gente que conoce unos sitios estupendos. Vino bastante directo, normalmente desconfío de la gente tan directa porque pienso que están desesperados y si es así es porque por alguna razón no se comen una rosca. Pero era morbosillo. El clásico casado cercano a los cincuenta de piel morena y pelo blanco muy tupido. Grandote. Así que me hizo una seña desde su coche y le seguí hasta una zona tranquila. Bajó del coche y fuimos tras unos árboles. Era un escondite magnífico. No estaba lejos, pero estaba apartado de los coches y quedaba completamente oculto a las miradas ajenas. Al principio mantuvimos un contacto bastante frio pero la cosa se fue calentando a medida que se fue concentrando en mis pezones. Me puso muy caliente y al final le pedí que me follara. Tenía una polla relativamente larga pero no muy ancha así que pensé que no sería muy complicada de disfrutar. Al final siempre que voy a correrme la gente se concentra en la parte genital y se olvidan de mis pezones. Yo le dije "tira de los pezones, tira". Pero apenas los tocó y volvió a poner las manos en mi cintura para concentrarse en el metesaca. El orgasmo estuvo bien, pero no tan bien como el resto del polvo. ¿Por qué la gente no escucha?

A la salida encontré otro rinconcito del bosque con una pareja follando, uno de ellos eran un tiarrón de unos treinta años, supermorboso. Intenté unirme pero me dijeron que no. Saliendo del rincón me escurrí por un terraplén pequeño y caí al suelo. Sólo me hice algunos arañazos en la mano pero fue muy vergonzoso. Al poco terminaron y el que me gustaba subió a un camión de los que transportan cristales, lo cual me hizo verlo mucho más morboso todavía. El continuó buscando sexo, yo me fui porque tenía que irme de viaje y llegaba tarde, a pesar de lo cual antes de irme hice una parada junto a uncoche con un típico señorito sevillano de unos cincuenta, con camisa de rayas y pantalones subidos hasta más allá del ombligo. Tenía un aspecto muy chulesco, como si acabara de bajar de un caballo, medio calvo y con el pelo que le quedaba engominado y peinado hacia atrás. Sólo le gustaba que se la chupara, pero no se le ponía dura ni a la de tres. Al final tuvimos que dejarlo.

Encuentros en la tercera edad.

Damian tiene 66 años, aunque no aparenta mas de 76 (tampoco menos). Está bastante deteriorado, no se bien porqué ya que no parece alguien que haya sufrido en la vida. Aún hoy debe medir casi 1,90 y es relativamente delgado. El pelo que le queda engominado hacia atrás. Tiene los labios carnosos la nariz angulosa, su porte y sus trajes le confieren un aire aristocrático. Se parece al rey (Juan Carlos) Podría ser un ex-diplomático, por lo que me sorprende que diga que trabaja en un laboratorio químico, aunque por otro lado tiene caballos y habla a menudo de los asuntos con los animales. sonríe habitualmente pero de repente se pone serio y me mira a los ojos y me la pone dura en el acto. Tiene una voz grave y profunda, habla con firmeza y cada vez que abre la boca es para dar una orden. Es muy excitante tenerlo cerca.

He preparado una sesión de grabación multicámara. He montado un ordenador en la habitación, he tardado más de dos horas en tenerlo todo preparado.

Me mira desde su altura, me dice mirándome a los ojos y con voz cavernosa un simple "cómo estás" y me hace hervir la sangre al contactar con la bomba de testosterona que lleva entre las piernas. A pesar de su aspecto exterior envejecido, su polla lo compensa todo e incluso le añade excitación por el contraste con tanto vigor sexual. Asegura que no hay intervención química en su erección, pero es difícil de creer. Tiene una de esas pollas que se ensanchan en el centro. Cuesta de entrar pero una vez dentro son perfectas porque tienes dentro una gran cantidad de carne pero justo el esfínter no sufre todo la hora completa que dura un polvo con él.

Damián dice que le gusto porque nunca he intentado rozar mi polla con su culo. Está obsesionado con que nadie le folle y con no chupársela a nadie. Supongo que se ha contado a sí mismo que mientras no traspase esos límintes sigue conservando su identidad en lo que a masculinidad se refiere.

El polvo ha sido muy morboso, pero al final no me he corrido. Me ha pedido correrse en mi boca y le he dicho que no, lo que no le ha sentado muy bien y de alguna manera me ha venido a decir que no tenía nada que temer, que estaba sano, que es donante de sangre y que por tanto nisiquiera entiende muy bien porqué tenemos que follar con condón. Esto me ha cambiado un poco el humor, así que se la he meneado hasta correrse, hecho lo cual ha cambiado su actitud hacia mí totalmente. Ya no quería que le tocara. Se ha vestido y se ha marchado, correcto pero distante. Ya no le llamo más.

He llamado inmediatamente a dos posibles candidatos para terminar el polvo pero nadie estaba disponible. He entrado en el chat de Manhunt y he quedado con uno que dice ser médico. Estoy esperando que venga.


El supuesto médico no ha aparecido a pesar de que su nick en internet era algo así como TIOSERIO. Ya se sabe, dime de que presumes y te diré de qué careces. Lo peor es que yo le he mandado un mensaje al número que me ha dado y la persona se ha enfadado porque decía que no sabía quien era yo y que cómo había conseguido su número.

Me acabo de hacer una paja mientras veía el vídeo con Damián que ha resultado ser muy poco morboso, pero muy poético. El video grabado en el dormitorio no se ve muy bien lo que le da cierta sordidez, sólo dos cuerpos azulados y borrosos restregándose mientras una música romántica suena pésimamente grabada haciendo de contrapunto. Es sórdido y poético al tiempo. Como un vídeo de Bill Viola.

Cruising

Esta tarde me he reservado la tarde para sexo. A veces hago cosas así. Se que no me sienta bien, que tendría que aflojar el ritmo porque esto no me lleva a ningún sitio. Que es sólo rellenar el tiempo y que en algún momento tendré que rendir cuentas. Sé que tengo sexo suficiente de forma espontánea como para encima programar días enteros dedicados al tema, como si fuera algo en extinción.

El cruising es mi forma favorita de ligar. Desde el primer segundo está claro a lo que vamos. También ocurre en internet, pero aquí hay contacto real, puedes ver a la gente cara a cara y decidir. A diferencia del cuarto oscuro todo ocurre a la luz y al aire libre. Hay algo liberador en esta práctica.

Por desgracia no había mucha gente. Al ser viernes los casados se retiran antes para organizar sus fines de semana. Lo ideal son las tardes de lunes a jueves. En especial el mediodía pues hay multitud de "armarizados" que tienen en ese ratito de la comida la coartada perfecta para desaparecer sin dar explicaciones profundas. Desde el albañil más sucio al ejecutivo relamido pasan por allí a la hora de la comida... excepto los viernes.
Aún así encontré un coche familiar en unos arbustos. Hay coches que son atrayentes y otros que no. A lo largo de los años he desarrollado un verdadero instinto para saber qué coche seguir. Por ejemplo nunca sigo un modelo de gama baja porque siempre llevan un adolescente con música fuerte y gafas de espejo dentro. A no ser que el coche sea muy viejo, entonces es probable que sea un obrero que tiene este como segundo coche para ir a estos sitios. En la parte más alta de la pirámide están los camiones, son una apuesta segura. A continuación están las furgonetas, las grandes suelen ser conducidas por gente más joven. Las medianas o las pequeñas tipo C15 son mis favoritas. Casi siempre llevan un agricultor o ganadero. Pero los que mejor resultado dan son los coches tipo ranchera con una pegatina de bebé a bordo detrás. Estos papás de 40/45 años son garantía abosluta de sexo de calidad.

El dueño del coche localizado era mecánico. Camisa azul con el nombre del taller, pantalón amarillo con reflectores, botas de seguridad y calzoncillos baratos de mercadillo. Estaría cerca de los cincuenta pero conservaba todo su pelo, medio canoso y con necesidad de un buen corte desde hace un mes. Atractivo, ojos pequeños y chispeantes y una piel muy morena castigada por el sol que me hacía imaginar que antes ha trabajado al aire libre. Me acerqué y me miró sin demasiado entusiasmo, pero tampoco me rechazó así que insistí un poco. Me saqué la polla y creo que le hizo cambiar de opinión. Salió del coche y empezamos a magrearnos, tenía una buena polla y empecé a maldecirme por no haber traído lubricante. Aquello iba a doler. Pero mientras yo hacía mis cábalas el mecánico se agachó y empezó a chupármela. La chupaba deliciosamente bien. Con gusto. Lo estaba disfrutando. Su cara expresaba tanto placer que se convertía con un rictus de dolor, es la segunda vez que veo esto.

Se levantó y se dió la vuelta para que se la restregara por el culo mientras se apoyaba contra la ventanilla. Quería que me lo follara pero ni rastro de "ponte un condón" ni nada parecido. Estos casados son todos iguales. Follan todos sin condón. Un pasivo que folle habitualmente sin condón es seropositivo seguro. Me pregunto que pasa cuando estos padres de familia descubren que son seropositivos. Cómo coño lo afrontan. ¿Se lo dirán a sus mujeres? ¿Que artimañas emprenderán para ocultarlo? Quizás separse alegando cualquier motivo... en fin. Es su problema. Yo eché mano a mi bolsillo trasero y me puse mi funda de tranqulidad. Me lo follé salvajemente apoyado contra el coche, con los pantalones en los tobillos, rodeados de pinos.

Continué mi visita al parque temático de obreros gays, pero no había mucho más. Estuve dando vueltas y vueltas hasta la desesperación. Siempre creo que en el otro lado habrá alguien. Pero llego y todo sigue igual que tres minutos antes. Los tres abuelitos contándose historias y riéndose.

Harto tras varias horas de gastar gasolina he decidido marcharme y justo entonces he visto un elegante BMW familiar. Eso no falla nunca, y esta vez no ha sido la excepción. Dentro había un hombre joven, rellenito , muy moreno y de piel suave, pelo negro abundante y peinado todo hacia atrás con a generosas dosis de gomina. Elegante camisa de rayas que le hacía parecer un cuarentón aunque al quitársela se quitó también más de diez años de encima. Tenía un cuerpo proporcionado a pesar de su gordura, es decir, estaba rotundo por todos sitios. En realidad apenas tenía barriga, lo que pasa es que era enorme. al sentarse juntaba las manos como un niño bueno que espera a que llegue su madre en un banco del parque. toda esa bondad desapareció al meternos en faena. Tenía una vena cañera que no le pegaba nada pero que tampoco vino mal. Chupaba los pezones y jugaba con ellos a sabiendas del poder que eso le daba. Tenía cara de representante de medicinas. Como la cosa estaba funcionando bien le propuse venir a casa y para mi sorpresa aceptó. Un rato después estábamos los dos desnudos en mi salón vestidos únicamente con nuestros respectivos pares de calcetines negros. Todo él exhudaba masculinidad. Su polla parecía pequeña aunque cuando intentó entrar en mi culo me di cuenta que no lo era. Es lo que pasa con los tíos tan grandes, que por comparación 20 cm en un cuerpo de dos metros no parece tanto. Pero en mi culo siguen siendo 20 cm igualmente dolorosos. Se trataba sin embargo de una de esas pollas de piel dura, como acartonada y seca que no da ningún gusto de chupar. Además no olía bien. No olía a sudor pero tampoco como el resto del cuerpo que era estimulante y masculino. Intentó por todos los medios follarme sin condón. Filosofía de cateto que cree que siendo activo no lo puedes pillar. Por supuesto no le dejé ni que la restregara. A saber donde habría estado ese trozo de carne...

Hace unos años nadie follaba sin condón. El sida estaba muy presente en todos los ámbitos. Lo del "póntelo, ponselo" podría ser simplón pero todo el mundo lo conocía. Cumplió su papel. Ahora el sida parece haberse convertido en un vecino molesto al que la gente se ha acostumbrado. Pero una cosa es que te acostumbres y otra que duermas con la puerta abierta sabiendo que tu vecino es un asesino.

Bucle.

He conocido a Manolo en una discoteca. Jueves por la noche y apenas habría 10 personas en todo el local. Me da rabia que para una vez que me decido a salir a una discoteca me encuentre con esto. En el cuarto oscuro le he tocado la polla a un señor muy mayor. Le he propuesto ir a una cabina pero no ha querido. Hay que ver los mayores lo sobrados que están.

Manolo era mi primera opción, pero yo no era ni siquiera la segunda para él. Para suerte mía el perfil de papá cuarentón no está tan de moda. Ellos se lo pierden. Nos hemos metido en una cabina y nos hemos despelotado. Llevaba un aire mandón que no le pegaba nada. Era como yo de alto (1,75) pero mucho más corpulento. Muy moreno, con cara de obrero pero vestido con ropa de marca. Algo extraño. Estaba tan rígido tratando de mantener su masculinidad que apenas se movía. Yo temía que en cualquier momento perdiera el control y sacara pluma, pero no se dejó. Cuando llevábamos un rato morboseando entendía que no iba a encontrar nada mejor que eso ni de lejos esa noche así que le propuse ir a casa, y aceptó.

Fuera del cuarto oscuro era un cachorrito amable, de conversación fluída e irrelevante. Separaba los brazos del cuerpo ligeramente y se balanceaba mientras andaba tan tieso que al principio creí que era cojo. Follando tenía mirada fija, como si no tuviera párpados, contacto continuo. Continuó un rato con ese rollo cañero que no le pegaba nada hasta que se dió cuenta que no le hacía caso y entonces la cosa empezó a funcionar. Tenía una polla grande pero no enorme y dura todo el rato. Una vez me penetró le desapareció la rigidez. Su cadera empezó a moverse como con vida propia en un vaivén sensual que hizo que me corriera a la quinta postura. Me dijo que vive en una urbanización de las caras. Le dí mi número de teléfono, aunque sé que nunca le volveré a ver.

Cuando se ha marchado he estado viendo el vídeo que le he grabado y ha quedado perfecto, el encuadre, la luz, nuestras poses... no es fácil, pero esta vez lo que conseguido. Mientras lo veía me he calentado y he tenido que masturbarme. He aprovechado para grabarme masturbándome mientras me veía follando con el recio. Después he visto mi grabación masturbándome, nunca lo había hecho curiosamente. Verme entregado al placer, absorto en el vídeo tenía algo conmovedor, auténtico, real. Me he puesto tan caliente que he vuelto a masturbarme mientras me veía masturbarme mirando mi propio acto sexual de hace un rato.

Sauna: after

Anoche después de que cerraran la discoteca, es decir, esta mañana a las 8, he estado en la sauna. Estaba tan borracho y colocado que me cuesta situar todo lo que ha pasado. Así que daré algunas pinceladas a ver si al ir escribiendo voy recordando sobre la marcha pero que duda cabe que será unos de esos relatos inconexos y deslavazados.
Recuerdo un tío que parecía sacado del pressing catch. Como uno de esos luchadores mexicanos de piernas descomunales, aunque era australiano. Si, un albañil australiano. Le pegaba, la verdad. Era fácil imaginarlo con el casco y un cinturón de herramientas. Espera, en realidad era italiano pero vivía en Australia. Muy morboso, le gustaba masturbarse como un animal delante de mi.
En el cuarto oscuro me hicieron una mamada, creo.
Luego he estado con un asturiano, creo que es toda la información que tengo de él. Cuando he hecho intención de mamársela me ha dicho "espera" y se ha puesto un condón. Ya que estaba he seguido, pero la verdad que chupar una polla con condón es como chupar los globos de la feria. Se que es más seguro pero me parece excesivo. La gente no tiene término medio.
He vuelto al cuarto oscuro y he hecho un trio espontáneo con dos desconocidos. Parecían estar bien de cuerpo pero vete tu a saber... Al menos el que me he follado llevaba condones y lubricante. Me da confianza encontrar gente tan preparada cuando yo voy tan descontrolado. Me he corrido follándomelo mientras el otro me cogía los pezones desde atrás. El colocón ha retrasado la llegada del orgasmo lo suficiente para que se convirtiera en una explosión de calor.

Una vez corrido me he relajado un poco. Ciertamente no hay nada como una sauna cuando estoy colocado. Tengo sitios para tumbarme, me ducho una y otra vez, el vapor me hace expulsar toxinas y el sexo me calma la ansiedad.

Cuando ya estaba más tranquilo me he dado un paseo y me encuentro un morenazo rapado de labios carnosos y manos como sartenes. Llevaba dos cadenas de oro colgando de un cuello que podría haber sido de un toro y que le daban un aire de peligroso pandillero latino. Ha resultado ser venezolano. No han pasado más de 20 segundos (reales) desde que nos hemos visto hasta que estábamos dentro de una cabina. A pesar de su pinta de chulo sádico lo que más le gustaba era darme placer. Cuando ha descubierto como mi cuerpo se arqueaba al tocar los pezones ha sonreído como diciendo... "bueno, ahora sí, allá vamos" y ha empezado una sesión de sexo de más de una hora en la que finalmente me ha penetrado y me he corrido sentado sobre él. Eyaculación espontánea sin tocarme la polla. Sólo con su polla dentro y estimulando los pezones. Cuando esto ocurre el orgasmo es inusualmente fuerte y prolongado.

El no se había corrido, así que he seguido jugando un poco con él. Un poco por agradecimiento, pero me gustaba tanto que me antes de que me diera cuenta me estaba masturbando y corriendo de nuevo.

He llegado a casa como una seda. Ha sido maraviloso entrar en la cama y sentir las sábanas limpias, la seguridad del hogar. Me he puesto la almohada entre las piernas y comenzado a restregarme recordando al venezolano. No creí que fuera a correrme, pero estaba equivocado.

Creo que me he corrido una segunda vez... pero no estoy seguro.

Noche de discoteca.

La paja de por la tarde me ha dejado un poco frustrado, bueno y el plantón también, así que por la noche, después de cenar con unos amigos me he ido a una discoteca. Darío no está en casa este fin de semana así me veo en la obligación de "aprovechar". En todo momento de la noche he tenido claro que no me apetecía mucho empezar a ingerir alcohol y tabaco durante seis o siete horas como mínimo... pero tampoco podía dejar de hacerlo, es más, engañé a mis amigos para que se fueran a casa y de esa forma no tener ningún límite a la hora de ligar en la disco. De esa forma no tendría que perder tiempo dándoles conversación y podría dedicar todo el tiempo a lo que a mi me interesa.
Había bastante gente pero nadie interesante así que sin amigos y sin sexo no me quedaba más que pensar, unas veces en la pista y otras en el cuarto oscuro. Me he preguntado mucho qué me lleva a estar allí teniendo pareja. He llegado a la conclusión de que me enrollaría con alguien si me gustara como mínimo un 80% de lo que me gusta Darío y lo cierto es que aquella noche nadie llegaba ni a un 10%.
Cuando me aburro me pongo a analizar a las personas, es muy curioso que solos parecen todos. Si no hago caso a la música no es más que una reunión de gente triste. Mi análisis me da distancia y me tranquiliza, pero muy en el fondo sé que soy uno de ellos.

Encontré a un conocido e intercambiamos las únicas palabras que he dicho en toda la noche:

Yo: Hola que tal cuanto tiempo...
Él: Si, como te va
Yo: Pues bien, aquí buscando un poco de diversión. ¿Tú también?
Él: No, yo me conformo con que me coman la polla.

Cuánta sabiduría te dan los gintonics.

citas

No importa lo que seas capaz de levantar en el press de banca. A partir de las 5 de la mañana lo único que importa es que seas capaz de tener una erección (y mantenerla).


sábado, 4 de junio de 2011

Parque. Un día extraño.

He pasado esta tarde por el parque. No había mucha gente. Creo que funciona mejor en invierno. En verano hay más familias paseando y además anochece más tarde lo cual disuade a los menos arriesgados, entre los que no estaba el personaje que esperaba en un banco.

Era un chico joven, de unos veinticinco años. Llevaba un vestido de chica, negro, no muy ajustado pero corto. Lo sorprendente es que no era un travesti, no llevaba pelo largo ni maquillaje ni tacones. Era simplemente un chico con un vestido de chica. Al acercarme y pasar ante él ha descruzado las piernas mostrando un minitanga amarillo que dejaba al descubierto los testículos y que sólo ocultaba el miembro, en erección y de tamaño considerable. Calculo que necesitaré entre tres y seis sesiones de terapia para superar esta imagen.

He cambiado de rumbo y he visto un paleto muy paleto. Estoy convencido que habrá venido de algún pueblo a escondidas solo para pasear por el parque. Me he acercado a ver que pasaba pero me ha mirado muy enfadado y ni siquiera ha respondido mi "hola". He pensado que me había equivocado y que no entendería, pero más tarde me lo he vuelto a encontrar. Ya era de noche y seguía con su cara de enfado, pero tampoco se marchaba. Me he puesto tras un árbol y me he sacado la polla. Miraba, hacía como que se marchaba y volvía a mirar de nuevo. Tras varios titubeos se ha acercado y muy despacio me ha cogido la polla. Tenía una mano grande y de piel dura, muy caliente. Ha apretado con fuerza, como si quisiera exprimirla mientras el gesto de su rostro expresaba un dolor infinito, era como si al tiempo que apretaba le estuvieran clavando un puñal en el pecho. Entonces ha soltado mi polla y ha salido corriendo. No lo he vuelto a ver más.