lunes, 30 de noviembre de 2009

un día ejemplar

Creo que ayer domingo fue un día ejemplar que ayudará a entender porqué hablo de adicción.
Puse el despertador a las seis de la mañana. Mi intención era ir a la discoteca a esa hora. Cualquiera que haya salido de marcha sabe que es la hora a la que se liga. Los tíos buenos se pegan toda la noche bailando y alternando con sus amigos mientras tiran los tejos a todo el mundo. Luego llega la última hora y descubren que los principales candidatos ya están pillados o se han marchado una vez agotadas sus paciencias. Ahí es cuando yo entro en escena. El problema es que detesto las discotecas, no me gusta el humo, el hablar gritando, la música mala, emborracharme, gastar dinero... así que voy la hora del cierre. En un porcentaje muy alto de casos me llevo unos tiazos que no me lo creo ni yo. No obstante ayer el sueño me pudo y seguí durmiendo hasta las 8. Ya era tarde. Me maldecí por ser tan perezoso. Sabía que ahora me pasaría el domingo buscando sexo.
Primero me conecté a internet y estuve un par de horas. Suelo entrar en el chat de chueca y repaso los varios perfiles que tengo en movimiento. Nada dió resultado.
Como hacía buen dia decidi echarme a la calle. Cogí el coche y me fue a un sitio de ligue al aire libre. Suele dar un resultado estupendo. Es rápido y con hombres muy masculinos, pero entre semana. El domingo los casados y los que están dentro del armario (los que más me gustan) están con sus familias y amigos así que solo hay público demasiado gay para mi gusto. Me llamaron los amigos para quedar a comer pero dije que estaba ocupado. Me cansé solo cuando descubrí que se habían marchado todos (eran las tres de la tarde) y mi estómago estaba tan vacío que empezaba a ver borroso.
Me fui a casa a comer y despues me fui a la sauna.
Había al menos tres tios que me gustaban, pero solo uno de ellos parecía recetpivo. Entre tanto me entró un tío que no me gustaba nada pero que era encantador, así que le di conversación. Estaba a gusto con él pero no paraba de controlar a los otros. Sabía que cualquiera de los otros me daría un gran placer físico pero ninguno intelectual así que por primera vez en mucho tiempo y haciendo un enorme esfuerzo permanecí junto al flaquito. Al final nos enrollamos. Un polvo sencillito, sin fuegos artificiales, pero es verdad que me sentí bien y que tengo la sensación de haber hecho un amigo.
Cuando dijo que se iba yo dije que me quedaría un ratito más para tomar una sauna. Me miró con cara de pensar "quiere follar con otro" pero no lo dijo.
Me metí en la sauna de vapor y estuve restregándo me con un tío que tenía un culo redondo como una burbuja y la piel como la seda. Estuve a punto de follarle sin condón pero se corrió y se fue. Me alegré.
Como estaba muy excitado me lié con el primero que se acercó. Al rato me preguntó si íbamos a una cabina y le dije que si. Resultó ser un ruso grandote, fuerte y con tatuajes. De unos 50 años. Parecía un marinero. Me lo follé salvajemente. Me empalmo solo de recordarlo.
Al salir tenía varias llamadas perdidas de Jaime (es otro nombre falso) que es el chico con el que empecé una relación hace tres meses. Le dije que no pude coger el teléfono porque había ido al cine, pero no me creyó.

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