martes, 22 de diciembre de 2009

Parque

Eran casi las diez de la noche. El parque estaba desierto, cubierto . Había una espesa niebla que le confería un aspecto hermoso y fantasmal. La luz de las farolas se fraccionaba en multitud de haces de luz al pasar entre los árboles. Los caminos se desvanecían en la bruma creando postales de una belleza inesperada. Hacía frío.
Este universo paralelo es una reproducción a escala del mundo original. De esta forma nos encontramos distintas áreas geográficas con etnias características y gente que, aunque viaja, lo normal es que residan siempre en el mismo sitio.
A los pocos segundos de llegar a la zona latina, sin duda mi favorita, una figura familiar se me acercó. Era Javier, un obrero de una fábrica de acero de unos 35 años, bastante atractivo pero completamente loco. En cuanto le reconocí me dí media vuelta y me marché. Pero después de andar unos minutos en dirección contraria cual no sería mi sorpresa cuando volví a encontrármelo de frente, sonriendo. Cambié nuevamente de dirección y apenas dos minutos después ahí estaba… ¡de frente! Entonces comprendí la teoría de las supercuerdas de Stephen Hawking y lo de los agujeros de gusano de StarTreck que son puertas que conectan el universo de punta a punta a través del hiperespacio. Comprendí que Javier llevaba mucho tiempo viviendo en el parque y conocía estos agujeros negros a través de los cuales puedes aparecer en la otra parte de este universo con un simple saltito. Nunca podría ganarle así que decidí marcharme.
Atravesaba el mundo árabe con dirección a la salida cuando me crucé con un chaval de unos 20 años. Latino. Mediría 1.85 de alto, fornido pero con la mirada más dulce que he visto en mucho tiempo. Muy guapo. Era bastante tarde así que me di la vuelta y le abordé sin miramientos. Enseguida estuvo deacuerdo en pasar un rato conmigo pero había llovido por la mañana y la zona estaba fangosa.
¿Conoces algún sitio mejor? – Le pregunté
Sí – me contestó – Sígueme
Tal como me imaginaba me llevó hasta el mundo latino en el que comprobé era un experto. Para echar un polvo en ningún sitio como en casa, debió pensar.
El niño resultó ser muy servicial, como todos los latinos que me cruzo, ahora que lo pienso. Cuando terminamos, bueno, cuando terminé, porque el no se llegó a correr, estuvimos hablando un buen rato. Se llama Jaime, es colombiano y estudia informática. Vive con sus padres en un barrio humilde.
¿Vienes mucho? – le pregunté
Si – me contestó – casi todos los días
Vaya, follarás un montón – le dije yo un poco picado.
Si – respondió con una naturalidad.
¿Si?
La verdad es que si, tengo una colección bastante grande. – me dijo de buen humor.
Ahí estaba yo, el defensor de la pareja abierta y el sexo libre, ligeramente irritado porque este tío follaba un montón y lo reconocía sin problema aparente. Me dijo que no tenía novio pero sí varios amantes fijos entre los que figuraba “un alto cargo de La Junta” Me dio rabia, creo que porque a su edad yo hubiera dado lo que fuera por ser el amante de un alto cargo de lo que fuera. Es una fantasía recurrente que a estas alturas tengo superada. En mis sueños (y supongo que en los de este muchacho) ese hombre con poder se enamora perdidamente del joven (yo) y lo enchufa en una gran empresa o en un cargo político. En la realidad, el 99 % de las ocasiones, el señor poderoso no es tonto ni emocional. Así que lo que ocurre es que utiliza al joven como le place y mientras le place y no le da problemas para a continuación pasar a otra cosa sin parpadear.
La mayor parte de los días, al menos entre semana. Jaime se levanta sobre las cuatro de la mañana, incluso en invierno, coge su bici en su barrio obrero y se viene hasta el parque donde llega una hora después para darle placer a un señor de unos 50 años que le trata como a él le gusta. A hostias. A pesar de toda mi experiencia me sigue llamando la atención que alguien con una mirada tan dulce se sienta tan atraído por esta variante del sexo. Supongo que lo entenderé todo el día que conozca a su padre.
Jaime se declara pasivo sumiso. No entiendo bien porque atraigo tanto a los sumisos. A ver, es cierto que me gusta que se me entreguen, pero al final lo que quieren todos estos es “caña” fuerte y yo pasado el primer polvo soy un romántico y lo que me gusta es dar placer en forma de besos y caricias, no en forma de hostias de las que dejan la mano dibujada en la piel. Me pregunto si Javier alguna vez piensa en el amor. Me pregunto también si esta forma de vivir la vida sexual es nocivo para el desarrollo como persona más allá de puritanismos. Esta liberación y esta entrega a lo físico y a la sumisión a los 22 años es algo tan poderoso que no debe ser difícil quedarse enganchado. Mira como estoy yo y empecé bastante más tarde… o quizás por eso. Quizás lo único que pasará es que Javier agotará sus ganas de sexo y en uno o dos años estará emparejado… Aunque lo más probable es que vaya a más, que descubra los bares sadomaso y el cuero y que se quede atrapado para siempre en los brazos del placer físico… más o menos como me está pasando a mi.

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