domingo, 5 de junio de 2011

Noche de discoteca.

La paja de por la tarde me ha dejado un poco frustrado, bueno y el plantón también, así que por la noche, después de cenar con unos amigos me he ido a una discoteca. Darío no está en casa este fin de semana así me veo en la obligación de "aprovechar". En todo momento de la noche he tenido claro que no me apetecía mucho empezar a ingerir alcohol y tabaco durante seis o siete horas como mínimo... pero tampoco podía dejar de hacerlo, es más, engañé a mis amigos para que se fueran a casa y de esa forma no tener ningún límite a la hora de ligar en la disco. De esa forma no tendría que perder tiempo dándoles conversación y podría dedicar todo el tiempo a lo que a mi me interesa.
Había bastante gente pero nadie interesante así que sin amigos y sin sexo no me quedaba más que pensar, unas veces en la pista y otras en el cuarto oscuro. Me he preguntado mucho qué me lleva a estar allí teniendo pareja. He llegado a la conclusión de que me enrollaría con alguien si me gustara como mínimo un 80% de lo que me gusta Darío y lo cierto es que aquella noche nadie llegaba ni a un 10%.
Cuando me aburro me pongo a analizar a las personas, es muy curioso que solos parecen todos. Si no hago caso a la música no es más que una reunión de gente triste. Mi análisis me da distancia y me tranquiliza, pero muy en el fondo sé que soy uno de ellos.

Encontré a un conocido e intercambiamos las únicas palabras que he dicho en toda la noche:

Yo: Hola que tal cuanto tiempo...
Él: Si, como te va
Yo: Pues bien, aquí buscando un poco de diversión. ¿Tú también?
Él: No, yo me conformo con que me coman la polla.

Cuánta sabiduría te dan los gintonics.

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