Había bastante gente pero nadie interesante así que sin amigos y sin sexo no me quedaba más que pensar, unas veces en la pista y otras en el cuarto oscuro. Me he preguntado mucho qué me lleva a estar allí teniendo pareja. He llegado a la conclusión de que me enrollaría con alguien si me gustara como mínimo un 80% de lo que me gusta Darío y lo cierto es que aquella noche nadie llegaba ni a un 10%.
Cuando me aburro me pongo a analizar a las personas, es muy curioso que solos parecen todos. Si no hago caso a la música no es más que una reunión de gente triste. Mi análisis me da distancia y me tranquiliza, pero muy en el fondo sé que soy uno de ellos.
Encontré a un conocido e intercambiamos las únicas palabras que he dicho en toda la noche:
Yo: Hola que tal cuanto tiempo...
Él: Si, como te va
Yo: Pues bien, aquí buscando un poco de diversión. ¿Tú también?
Él: No, yo me conformo con que me coman la polla.
Cuánta sabiduría te dan los gintonics.
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