sábado, 4 de junio de 2011

Parque. Un día extraño.

He pasado esta tarde por el parque. No había mucha gente. Creo que funciona mejor en invierno. En verano hay más familias paseando y además anochece más tarde lo cual disuade a los menos arriesgados, entre los que no estaba el personaje que esperaba en un banco.

Era un chico joven, de unos veinticinco años. Llevaba un vestido de chica, negro, no muy ajustado pero corto. Lo sorprendente es que no era un travesti, no llevaba pelo largo ni maquillaje ni tacones. Era simplemente un chico con un vestido de chica. Al acercarme y pasar ante él ha descruzado las piernas mostrando un minitanga amarillo que dejaba al descubierto los testículos y que sólo ocultaba el miembro, en erección y de tamaño considerable. Calculo que necesitaré entre tres y seis sesiones de terapia para superar esta imagen.

He cambiado de rumbo y he visto un paleto muy paleto. Estoy convencido que habrá venido de algún pueblo a escondidas solo para pasear por el parque. Me he acercado a ver que pasaba pero me ha mirado muy enfadado y ni siquiera ha respondido mi "hola". He pensado que me había equivocado y que no entendería, pero más tarde me lo he vuelto a encontrar. Ya era de noche y seguía con su cara de enfado, pero tampoco se marchaba. Me he puesto tras un árbol y me he sacado la polla. Miraba, hacía como que se marchaba y volvía a mirar de nuevo. Tras varios titubeos se ha acercado y muy despacio me ha cogido la polla. Tenía una mano grande y de piel dura, muy caliente. Ha apretado con fuerza, como si quisiera exprimirla mientras el gesto de su rostro expresaba un dolor infinito, era como si al tiempo que apretaba le estuvieran clavando un puñal en el pecho. Entonces ha soltado mi polla y ha salido corriendo. No lo he vuelto a ver más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario